UNA DIETA ADECUADA MEJORA LA SALUD Y LA CALIDAD DE VIDA


Una alimentación saludable durante toda la vida es un aspecto fundamental en la calidad de vida. El envejecimiento afecta el metabolismo y aumenta el riesgo de obesidad o desnutrición. Es especialmente interesante informarnos sobre cómo lograr una alimentación sana. En este artículo conocerás cómo una dieta adecuada mejora la salud y calidad de vida.

Autor: Dr. C. Luis Gregorio Pérez Álvarez

Colaboradora: Dr. C. María Cristina Pérez Guerrero

Con el paso de los años, el apetito, el gusto y la habilidad para procesar los alimentos cambian, la digestión se vuelve más lenta y la capacidad para absorber nutrientes disminuye.

Las limitaciones económicas y las dificultades para la elaboración de los alimentos conducen a hábitos poco saludables y a una nutrición inadecuada. 

Con el paso de los años, el hígado, el páncreas y el estómago pierden su capacidad funcional, y aparecen trastornos digestivos.

Es frecuente la gastritis inducida por el consumo de medicamentos, reflujo gastroesofágico, estreñimiento y la pérdida de apetito, entre otros.

Una mala alimentación puede contribuir a un mayor riesgo de enfermedades asociadas, como osteoporosis, deficiencias de vitaminas, la polineuritis y los síndromes dolorosos secundarios, a un incremento del ácido úrico.

Alimentación y nutrición son conceptos que no necesariamente viajan juntos.

Alimentación

La alimentación hace referencia al consumo habitual de diversos productos comestibles y tiene una marcada relación con hábitos, costumbres, factores culturales y económicos.

Nutrición

Por otro lado, la nutrición es el proceso de convertir los alimentos, a partir de complejos cambios fisiológicos y bioquímicos, en nutrientes necesarios para las funciones vitales del organismo.

Una mala nutrición puede estar relacionada con una mala alimentación o con un mal procesamiento de alimentos.

La ciencia ha demostrado que la malnutrición en personas mayores es uno de los grandes problemas que se asocia al incremento de la mortalidad y la morbilidad, el aumento de ingresos hospitalarios, enfermedades intercurrentes, el cáncer y en general con una mala calidad de vida y la consecuente dependencia.

Aprender a alimentarnos bien es esencial para ganar salud.

El consumo diario de calorías en el adulto mayor deberá estar siempre en correspondencia con el nivel de actividad que desarrolla durante el día.

  • Distribución diaria del aporte energético: desayuno, almuerzo y comida

El aporte energético diario debe ser distribuido: un 25 % en el desayuno, que adquiere especial importancia, si tomamos en cuenta que durante las horas de sueño tenemos un gasto sin aporte de energía por la dieta y un 45 % en el almuerzo que es el momento más importante para suplir energía, el 25 % en la comida y el 5 % restante en la cena que siempre debe ser ligera.

Es frecuente en el anciano, cuando le cuesta trabajo, preparar sus alimentos, pasar horas de ayuno o comer aquello que le resulta fácil de preparar. El ayuno es altamente perjudicial para la salud.

El 60 % del aporte energético en la nutrición deben asumirlo los carbohidratos, el 25% las grasas, el 15 % las proteínas.

  • Carbohidratos

Los carbohidratos más recomendables son los hidratos de carbono complejos, que elevan el azúcar en sangre lentamente, presentes en el arroz, las pastas, pan y los cereales.

  • Grasas

Las grasas, tanto de origen animal como vegetal, no deben pasar del 25%, son altos proveedores de energía, aportan aceites esenciales, intervienen en la regeneración tisular y en el proceso inmunitario, son vehículo para las vitaminas liposolubles (A, D, E, K).

  • Proteínas

Las proteínas tienen mucha importancia por los aminoácidos esenciales que aportan, que no son sintetizados en el organismo, entre ellos la leucina, isoleucina, valina y fenilalanina, lisina, triptófano, y la histidina, cada uno de los cuales tienen funciones imprescindibles.

Las proteínas desempeñan un papel fundamental en la protección del organismo, en el transporte de nutrientes, producción de energía, y la composición corporal. 

Se recomienda un consumo diario entre 1 y 1.25 gramos por kg de peso corporal por día. Debe haber un balance entre la proteína animal, 60% proveniente de las carnes, pescado, huevo, y leche, y la vegetal, 40 %, presente en legumbre, papas, arroz, pastas.

  • Micronutrientes

No podemos dejar de mencionar los micronutrientes, importantes en el mantenimiento de nuestra salud, entre otros: vitaminas D, C, B12, hierro, ácido fólico, zinc, calcio, selenio, iodo y cobre, todos necesarios solo en pequeñas cantidades.

Cuando son deficitarios producen serias complicaciones, entre otras: la osteoporosis, inmunodepresión, trastornos de la coagulación, enfermedades cardiovasculares, anemias, déficit de la visión, trastornos, en la piel, y la polineuritis.

  • Fibras

Otro aspecto es la necesaria presencia de fibras en la dieta. Es recomendable 35 g diarios, necesarios en el proceso de la digestión, evitando la constipación. Las mayores fuentes de fibra son cereales integrales, frutas con piel, hortalizas y leguminosas.

Especial importancia tiene el agua, que no aporta energía, pero sí minerales necesarios al organismo. Nunca el anciano debe ingerir menos de dos litros y medio al día, entre lo aportado por los alimentos y los líquidos consumidos.

Malos hábitos como el exceso de grasas, comida chatarra, el ayuno frecuente, tomar poca agua, comer con exceso de sal, muchos dulces son hábitos que afectan la salud, sin que nadie se dé cuenta, hasta que es demasiado tarde para evitar complicaciones.

Una buena dieta debe estar equilibrada, entre los diversos grupos de alimentos, verduras, frutas, cereales, tubérculos, frijoles, aceites y carnes, para cubrir las necesidades calóricas, bien distribuida a lo largo del día, que aporte todos los nutrientes necesarios y evite aquellas sustancias que pueden ser dañinas al organismo.

Además, debe ser económicamente sustentable, agradable y variada al paladar. Es, por tanto, necesario aprender el arte de saber cocinar los alimentos.

Una dieta adecuada mejora la salud y calidad de vida

La alimentación es un acto voluntario donde la persona puede decidir qué comer, por tanto, es educable, diversos estudios han demostrado que con mayor frecuencia el anciano se alimenta de acuerdo a la costumbre, sus gustos, o su economía, pero con insuficiente información sobre cómo organizar una alimentación acorde con sus necesidades biológicas.

Factores como la pérdida de la independencia funcional, la mala situación económica, el déficit sensorial y cognoscitivo, el consumo de medicamentos, las enfermedades crónicas, la soledad, la depresión, pueden conllevar serias afectaciones nutricionales, que comprometen el desempeño y la calidad de vida.

Un buen estado nutricional mejora sensiblemente el rendimiento funcional e intelectual y una mala nutrición influye en una menor capacidad de defenderse de las enfermedades intercurrentes propias de esta etapa de la vida.

El acto de comer es una oportunidad de socializar con la familia. Para el anciano, comer en familia, refuerza su autoestima y sentido de pertenencia social. Lamentablemente, es frecuente que el anciano coma solo.

Es fundamental que la persona que cuida a un anciano, especialmente si este depende de otros, se informe sobre cómo asegurar una alimentación equilibrada.

Esta debe cubrir las necesidades nutricionales y respetar los gustos y preferencias del anciano.

CONCLUSIONES

  • Aprender a alimentarnos bien es esencial para mejorar nuestra salud y calidad de vida.
  • Conocer en profundidad los beneficios de una buena alimentación nos motiva a hacer de nuestra comida un instrumento para un futuro mejor.
  • Es crucial que adoptemos hábitos alimenticios saludables para vivir una vida plena.

BIBLIOGRAFÍA.

  • Alvarado-García, A., Lamprea-Reyes, L., La nutrición en el adulto mayor: una oportunidad para el cuidado de enfermería. Enfermería Universitaria, 14(3),199-210. 2017. https://www.scielo.org.mx.
  • Arbonés,G., Carbajal, A., Gonzalvo, B., et al. Nutrición y recomendaciones dietéticas para personas mayores: Grupo de trabajo «Salud Pública» de la Sociedad Española de Nutrición (SEN). Nutrición hospitalaria, 18(3), 123-134. https://scielo.isciii.es/scielo.
  • Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores. Manual de nutrición en Personas Adultas Mayores. Gobierno de México. (2020). https://www.gob.mx/.

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