RETRASO MENTAL


El retraso mental es una de las formas que con más frecuencia limita la capacidad de integración social del niño y determina disminuciones en su rendimiento funcional.

El nivel de información que sobre el tema tienen los padres y su participación activa en el manejo integral de la condición de salud de su hijo asume una importancia fundamental.

Autor: Dr. C. Luis Gregorio Pérez Álvarez

Colaboradora: Dr. C. María Cristina Pérez Guerrero

DEFINICIÓN:

Para facilitar su estudio, se define como un funcionamiento intelectual inferior al de la media del grupo de referencia.

Forma parte del cuadro clínico de una gran variedad de procesos patológicos de diversas etiologías.

DIAGNÓSTICO PRECOZ:

Es valioso estar informado sobre los aspectos relacionados con la detección oportuna de este proceso y las acciones a implementar para dar respuesta a las necesidades educativas especiales del niño en los primeros años de vida.

El desarrollo del niño es un complejo proceso de aprendizaje. El contacto con el medio que le rodea, la evolución de las funciones corticales, le permite conocer e integrarse a su entorno, y participar en su transformación, en un complejo proceso de mutuo intercambio de influencias.

Por múltiples factores, ve afectada su habilidad de aprender, su capacidad de comprender lo que sucede a su alrededor.

Este problema, cuando es severo, lo limita en su integración social.

En los países desarrollados, la educación demanda del niño un potencial biológico elevado para adaptarse al proceso de aprendizaje diseñado con el fin de lograr en el alumno una cultura integral y un desarrollo científico,

Es frecuente que aquellos menos dotados no puedan vencer el reto que la educación demanda de ellos.

El desarrollo, ese complejo proceso que se inicia en la embriogénesis, caracterizado por la maduración del sistema nervioso central, tiene su etapa más importante en los primeros tres años de vida.

Durante ellos, el niño pasa de la actividad refleja primaria, a la consolidación de su motricidad, a la adquisición de habilidades como el lenguaje que le amplían la capacidad de comprender el mundo que le rodea.

No hay dudas acerca de la importancia trascendental que la comunicación oral posee en el seno de la sociedad. La necesidad de relacionarse es un hecho manifiesto que se da en todos los niveles y en las actividades más diversas.

Hay un vínculo estrecho entre la capacidad intelectual y la comunicación oral.

El hombre vive y se desenvuelve en una sociedad verbal, habiéndose convertido el lenguaje, el habla y la voz, en el vehículo idóneo para el desarrollo de la inteligencia.

El análisis del proceso de maduración del niño y de su capacidad de aprendizaje no lo podemos enmarcar solamente en el lenguaje; su conducta social, su desarrollo emocional, el validismo, la motricidad, la habilidad manual, su capacidad de solucionar problemas, la convivencia social, son expresión del complejo proceso de perfeccionamiento de las funciones corticales.

Mediados, por una parte, por los factores genéticos y biológicos y, por otra, por la interacción e influencia del medio que rodea al niño y las oportunidades que este le brinda para desarrollar sus capacidades.

CAUSAS DE RETRASO MENTAL:

La reducción de la mortalidad del bajo peso al nacer y de aquellos que sufren complicaciones severas durante el parto o son portadores de defectos genéticos, determina que muchos de los niños que se salvan queden con secuelas, entre las que se destacan los problemas del aprendizaje.

Entre sus causas se mencionan en primer lugar las alteraciones genéticas o cromosómicas, las enfermedades crónicas en la embarazada, como las alteraciones del tiroides, la epilepsia, la diabetes, o procesos agudos concurrentes.

Durante el embarazo los déficits nutricionales, la anemia severa, los hábitos tóxicos como el alcoholismo o la drogadicción, las complicaciones placentarias las infecciones prenatales como la toxoplasmosis, las infecciones por citomegalovirus, sarampión, varicela, VIH, sífilis, que comprometen el estado de salud del feto y afectan el desarrollo del sistema nervioso central en la etapa intrauterina.

Referido a las perinatales: Está la asfixia durante el parto, ya sea por una deprivación de oxígeno (hipoxia) o falta de aporte sanguíneo a la corteza cerebral (isquemia), que responden a diversas etiologías, entre ellas las distocias del parto.

El retraso mental se asocia con más frecuencia con el bajo peso al nacer o la prematuridad.

En las causas posnatales tenemos: Infecciones del tipo: encefalitis, meningitis, traumatismos, accidentes del hogar, neumonías congénitas, convulsiones, complicaciones por aspiración de meconio, los trastornos metabólicos o del equilibrio hidro mineral.

Con mucha frecuencia, el retraso mental aparece sin que exista una etiología conocida o antecedentes que justifiquen la lesión de las funciones corticales.

A pesar de lo mucho que se discute sobre el tema de los factores causales, no cabe ninguna duda que el incremento de la calidad de los servicios de salud y el incremento en la calidad de la atención a la embarazada, el parto institucional, el tratamiento apropiado de las complicaciones en los servicios de terapia intensiva neonatológicas, son factores que determinan una reducción especialmente de las causas evitables.

PREVALENCIA:

Poder establecer comparaciones en relación con la prevalencia resulta difícil, pues los resultados de las mismas se relacionan con la definición que se emplea y el diseño del estudio que se realiza.

El diagnóstico precoz resulta difícil, especialmente en las formas más ligeras, que comprometen menos el desempeño del niño.

Con frecuencia, el diagnóstico, sobre todo de los menos afectados, se lleva a cabo cuando el niño comienza su etapa escolar, en los primeros grados, en que aparecen los problemas del aprendizaje, y se repiten grados.

CLASIFICACIÓN:

De forma general, se clasifican en; retraso mental ligero, cuando el coeficiente intelectual esté por debajo de 70 % y por encima de 50 %. Son buenos en trabajos manuales y tienen, sobre todo los menos afectados, una aceptable integración social.

El retraso mental moderado es aquel donde el coeficiente intelectual está por debajo de 50 y por encima de 35, es frecuente verlo en los síndromes de Down, son niños, que requieren protección del adulto, pero logran entrenarse en un grupo de habilidades que le permiten un nivel de integración social y validismo y cierta independencia.

Retraso mental severo es aquel en el que el coeficiente está por debajo de 35 y por encima de 20, son niños que desarrollan un mínimo de comunicación con el entorno, dependientes y requieren protección constante.

Retraso mental profundo, hace referencia a aquellos en los que el coeficiente está por debajo de 20, tienen muy poca comunicación con el medio y necesitan protección constante para todas las actividades de la vida diaria.

Clasificar al niño en un determinado grupo requiere de una profunda valoración que tome en cuenta todos los factores que de una forma u otra pueden influir en su capacidad de aprendizaje, no debe nunca ser solo fruto de la aplicación de una prueba psicométrica aislada.

Lo esencial, más que clasificar al niño en un determinado nivel, es identificar sus necesidades educativas especiales, y a partir de esta situación, estructurar un programa de respuestas.

DIAGNÓSTICO PRECOZ:

El elemento más importante para el diagnóstico precoz es la vigilancia del desarrollo para detectar a tiempo alteraciones que puedan ser expresión del proceso.

La vigilancia cobra especial importancia en aquellos niños donde existan condiciones de riesgo relacionadas o bien con la madre, con sus antecedentes perinatales o las condiciones medioambientales de donde procede.

Un factor que influye en el diagnóstico precoz es el nivel de expectativa de los padres sobre la calidad de su descendencia.

Mientras unos padres son observadores, preocupados por las habilidades de sus hijos y ante algunas desventajas, inmediatamente consultan al médico.

Otros, procedentes de medios sociales desfavorables, tienen menos preocupaciones sobre las habilidades de sus hijos y no le dan importancia si son torpes, poseen un vocabulario pobre, o problemas de conducta. 

El diagnóstico tardío impide la implementación de la atención temprana que da respuesta a las necesidades educativas especiales del niño, y lo prepara para un mejor rendimiento en la etapa escolar.

Es importante destacar que a partir de la extraordinaria individualidad del desarrollo debemos limitar el diagnóstico definitivo de un retraso mental a la etapa donde sea evidente y sin lugar a dudas el trastorno en los procesos de aprendizaje, por la connotación que tiene para la familia este diagnóstico.

Cuando catalogamos a una persona como retrasada mental, el empleo solo de esta palabra coloca al sujeto en una posición de desventaja en su integración social.

El que la escucha comienza a pensar en la lista de cosas que el sujeto no es capaz de hacer, y deja de apreciar el enorme potencial que sí puede ser capaz de hacer.

El manejo integral, parte en primer lugar de la caracterización de cada caso y el establecimiento de un programa individual de intervención, que considera los siguientes aspectos:

ATENCIÓN TEMPRANA:

El entrenamiento de los problemas motores: que acompañan al retraso mental en esta etapa, entre otros la torpeza, falta de equilibrio, incoordinación, pobre resistencia a la fatiga.

Para solucionarlo se emplea un programa fisioterapéutico, generalmente estructurado con base en ejercicios activos libres, mecanoterapia, ejercicios en el colchón y para el entrenamiento de la actividad vestibular.

El entrenamiento de las actividades de la vida diaria: Con vista a incrementar el validismo, y la independencia, bañarse, vestirse, comer, ponerse los zapatos, participar en las labores de la casa.

Actividades encaminadas al desarrollo de las habilidades manuales. Entre otras, la coordinación fina, que incluyen cortar, pegar, modelar, ensartar, que desarrollan la percepción espacial y la comprensión de conceptos.

El acondicionamiento de la conducta: Que generalmente se desorganiza, es fundamental desde el inicio crear hábitos de disciplina, orden, educación que facilitan la convivencia.

El entrenamiento de los padres y familiares: Para que sepan estimular el desarrollo de sus hijos y enfrentar problemas como la hiperquinesia y los trastornos de la atención, convirtiéndolos en verdaderos activistas de la atención temprana.

La recreación, el deporte, la expresión artística: Que permiten estimular habilidades específicas y promover la participación del niño en actividades en grupo, que refuerzan la autoestima y condicionan patrones adecuados de conducta.

Los servicios de logopedia: Que orientan actividades específicas para estimular y corregir las alteraciones de la comunicación oral.

Manejo psicológico: En particular, en presencia de alteraciones como la agresividad, la falta de motivación, el aislamiento, la impulsividad.

Incorporación escolar: Lograrlo en el ambiente menos restrictivo posible que responda a las particularidades de cada caso es un verdadero reto que requiere el esfuerzo coordinado de varias disciplinas, tanto del campo de la salud como de la educación.

La escuela inclusiva ha probado ser la mejor alternativa para estimular el desarrollo en esta condición de salud.

Participación social: No podemos dejar de referirnos a la importancia de la actitud de la sociedad ante el problema. Existen condicionantes sociales para el retraso mental que determinan grandes contrastes.

Mientras, en unos países existe una política del estado encaminada a proteger los derechos de las personas afectadas, con estrategias para garantizar su pleno desarrollo, educación y leyes que protegen su derecho al trabajo y a una vida decorosa.

En otros hay una total despreocupación por el tema, quedando el problema en manos de organizaciones no gubernamentales que con limitados recursos desarrollan programas que no solucionan el abuso y la explotación indiscriminada a la que con frecuencia son sometidos.

CONCLUSIONES

El diagnóstico precoz del retraso mental y la atención temprana son fundamentales para mejorar la calidad de vida de los niños afectados.

Detectar y abordar estas condiciones a una edad temprana permite implementar intervenciones personalizadas que pueden potenciar el desarrollo y minimizar las limitaciones.

La colaboración entre profesionales de la salud, educadores y las familias es esencial para proporcionar un entorno de apoyo y estimular el progreso en diversas áreas del desarrollo.

La familia desempeña un papel significativo en este proceso, ayudando a sus hijos a alcanzar su máximo potencial.

BIBLIOGRAFÍA

Martínez Moreno, A., & Calet, N. (2015). Intervención en Atención Temprana: enfoque desde el ámbito familiar, Escritos de Psicología, 8(2), 6-181. https://scielo.isciii.es/.

Millá, M.G. (2006). Atención temprana de las dificultades de aprendizaje. Revista de Neurología, 42(SO2), S153-S1562. https://neurología.com/.

Infosalus (2021). La detección precoz de los trastornos mentales en jóvenes y adolescentes es fundamental para que las personas diagnosticadas con patologías de este tipo puedan tener una vida adulta saludable; además, en términos económicos, implicaría un ahorro de recursos, Infosalus. https://www.infosalus.com/

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