LA INTERVENCIÓN TEMPRANA EN EL DÉFICIT SEVERO DE LA VISIÓN


Desde el momento del nacimiento, su bebé comienza a percibir por medio de la visión el mundo complejo de formas y colores, que le rodea. 

Esta función desempeña un papel trascendental para la vida de cualquier ser humano, y, por tanto, su ausencia o deficiencia tiene un impacto especial. 

Los padres necesitan estar suficientemente informados sobre las posibles alteraciones de esta importante función para contribuir a su identificación y estimulación integral del desarrollo.

Autor: Dr. C. Luis Gregorio Pérez Álvarez

Colaboradora: Dr. C. María Cristina Pérez Guerrero

En los primeros días, la cara, el contacto, el olor de la mamá, adquieren especial significado. La forma del rostro de la mamá irá identificándose con sentimientos de seguridad, confort, alimentación, a pesar de las limitaciones de la visión del recién nacido.

El déficit severo de la visión afecta de forma general el desarrollo del niño, especialmente durante los primeros tres años de vida. En primer lugar, la adquisición de habilidades motoras se retarda, así como la esfera cognoscitiva, la socialización, la independencia y el lenguaje.

Un programa de intervención temprana a punto de partida de la detección precoz del problema permite, en gran medida, neutralizar las consecuencias funcionales de la discapacidad, que puede presentarse sola o asociada a procesos complejos, que empeoran el pronóstico como es el caso del retraso mental o la parálisis cerebral infantil.

Nos limitaremos, especialmente, al análisis del problema desde el punto de vista de la intervención temprana, sin profundizar en los aspectos particulares que competen más al campo de la Oftalmología.

La intención es brindar información elemental a los padres sobre aspectos esenciales del manejo integral de esta forma de discapacidad.

Una de las funciones más complejas del hombre es la visión, ella requiere de la participación integrada de un grupo de estructuras que van desde los receptores, ubicados en el globo ocular, y la corteza visual, lugar donde las imágenes captadas son representadas y adquieren una significación.

Uno de los órganos de funcionamiento más complejo es el ojo y una de las discapacidades que más compromete la integración social es la ceguera permanente.

En cuanto a la etiología del déficit severo de la visión, responden a una gran gama de factores etiológicos que van desde las alteraciones genéticas, a los errores congénitos del metabolismo, entre otras muchas.

También diferentes procesos durante la etapa prenatal pueden afectar el curso de la embriogénesis y alterar la capacidad visual, entre estas, las infecciones intrauterinas, que pueden producir cataratas, glaucoma, o coreo retinitis.

En los países desarrollados se aprecia una tendencia a reducirse la discapacidad visual secundaria a causas evitables como los procesos sépticos, la prematuridad, el bajo peso al nacer, entre otras.

Al igual que cualquier otra función, la capacidad visual sigue un curso del desarrollo peculiar, la visión depende de la integración funcional entre los receptores, las vías y las áreas de corteza especializadas en esta función.

Desde el momento del nacimiento, el recién nacido tiene capacidad de respuesta a la luz, su habilidad de responder a los estímulos visuales sufre un proceso de maduración que se inicia en el nacimiento y se va perfeccionando durante los primeros años de vida.

A los tres meses, el control de la motricidad del cuello le brinda la posibilidad de seguir objetos con la vista, pero todavía en esa etapa su visión es deficiente.

Una buena visión requiere de un complejo proceso en el que participan una amplia gama de mecanismos reflejos, pero este proceso implica, además, una compleja representación en la corteza visual, que suma la información proveniente de cada ojo integrándola y confiriéndole un determinado significado.

Algo importante a tener presente por los profesionales dedicados a la atención de los niños portadores de discapacidades del desarrollo, es que muchos de ellos se ven afectados por alguna forma de trastornos visuales, que deben ser diagnosticadas y tratadas oportunamente.

Entre estos tenemos, trastornos en la motilidad intrínseca del ojo, de la agudeza visual, trastornos de refracción, etc.

El examen por el especialista en Oftalmología debe ser una práctica habitual en la atención médica, del niño con cualquier tipo de discapacidad, o de retardo en su desarrollo.

Una de las afecciones más frecuentes es la retinopatía asociada a la prematuridad, presente en una cuarta parte de los nacidos con peso por debajo de los 2,500 gramos.

Con tendencia a incrementarse a partir del aumento de la sobre vida del muy bajo peso al nacer, se produce asociada a lesiones vasculares de la retina, es especialmente frecuente en los de peso menor de 1,500 g o en los nacidos alrededor de las 28 semanas de gestación.

Han influido de forma determinante en una reducción de la incidencia de esta forma de discapacidad.

El desarrollo del sistema de salud con un enfoque comunitario.

La atención integral a la embarazada, que incluye la prevención de los trastornos nutricionales durante el embarazo, los riesgos de infecciones, la reducción del bajo peso al nacer y la prematuridad.

El perfeccionamiento de la atención a las complicaciones del recién nacido en los servicios de terapia intensiva neonatológica.

DETECCIÓN PRECOZ:

Para el médico de la atención primaria de salud, el elemento esencial es detectar precozmente signos que en el recién nacido nos hagan sospechar un trastorno de la visión:

  • Falta de interés en los objetos.
  • Dificultad en fijar la vista en la cara de la madre.
  • Pobre respuesta a seguir objetos brillantes con la vista.
  • Alteraciones en el movimiento de los ojos.
  • Presencia de nistagmo.
  • Pobre respuesta a la luz.
  • Falta de parpadeo defensivo.

Ante cualquiera de estos elementos o ante la presencia de factores de riesgo importante, es vital consultar al oftalmólogo.

Son diversas las afectaciones del desarrollo que determinan un déficit significativo de la capacidad visual; se retarda de forma global el desarrollo tanto en el aspecto motor, como en el cognoscitivo, socialización, lenguaje y validismo.

El miedo a moverse del niño, asociado con frecuencia a la sobreprotección de los padres, retarda su capacidad de explorar y conocer su entorno,

Las alteraciones son más evidentes en los casos en que el déficit visual viaja acompañado de otras discapacidades.

Son también característicos, la falta de habilidad manual, el retraso en la adquisición del gateo, de la marcha sin apoyo, el retardo del lenguaje, la presencia de manierismos como movimientos de cabeza, de los dedos de las manos, del cuerpo, disminución de la autoestima, dificultades en la socialización y dificultades en la adaptación escolar.

Un déficit visual importante implica una percepción limitada del entorno y la necesidad de crear vías alternativas para compensarlo, en algunas ocasiones la capacidad visual del niño solo le permite identificar entre luces y sombras, o una visión de bultos que desde el punto de vista funcional tiene poca utilidad,

INTERVENCIÓN TEMPRANA:  

Desde que se realiza el diagnóstico, el niño debe ser incluido en un programa integral de intervención temprana, en el que participe personal entrenado en el manejo de esta forma de discapacidad.

Son varios los objetivos, pero todos van dirigidos al desarrollo de habilidades suplementarias, compensar el retardo del desarrollo, neutralizar el impacto psicológico y adiestrar a los padres en el manejo de la condición que afecta al niño.

Desde pequeño, es esencial enseñar al niño a explorar su entorno con las manos y con el sentido de la audición, ambos, en la ceguera congénita, se desarrollan de manera singular, el empleo de juguetes de diferentes texturas, colocarlos próximos para que el niño con un pequeño desplazamiento pueda tocarlos y cogerlos.

El empleo de juguetes sonoros, los colores brillantes y el tamaño puede ser una ayuda adicional en los casos con alguna capacidad visual residual.

Son parte del papel que desempeñan los padres y terapeutas. El reforzamiento de las conductas positivas, gratificar el esfuerzo y premiar los resultados, brindar al niño un ambiente de seguridad, evitando que se dé golpes, que actúen como reforzadores negativos de la motricidad.

Brindar al niño constante información auditiva, hacerle saber cuándo lo vamos a tocar o a cargar mediante sonidos, palabras, mencionar su nombre, guiar su mano para reconocer su cuerpo y el de los familiares, la forma de los objetos.

La ubicación de los muebles, de los cubiertos y platos en la mesa, de las características de los objetos empleados en su aseo personal, de la ropa.

El empleo de orientaciones para que aprenda el sentido de orientación espacial, arriba, debajo, delante, al lado, detrás, para que comprenda la ubicación de los objetos en el espacio y adquiera la orientación espacial que constituye un aspecto clave en su independencia.

Un aspecto esencial es la actitud de los padres ante la discapacidad del niño, cuando estos son sobre protectores, le transmiten al niño el miedo a sufrir lesiones, a caerse, lo que inhibe su capacidad de desplazamiento y condiciona una forma de reaccionar ante la vida que en el futuro limita sensiblemente su integración social.

Por el contrario, cuando los padres le transmiten al niño el sentido de seguridad, de la necesidad de esforzarse, de aprender, de desarrollar sus habilidades para lograr su independencia, desarrollan un sentimiento de autoconfianza que fortalece su integración social.

Lo mismo ocurre con la participación del niño en el juego con otros niños de su edad. Muchos padres, en el supuesto de evitarle lesiones, lo limitan a contactar a otros niños o participar en juegos.

Es esencial para lograr la futura independencia que, desde edades tempranas, el niño pueda integrarse al grupo y participar de acuerdo con sus limitaciones en las actividades de este.

En este campo, la disponibilidad de áreas especiales, de círculos infantiles, adquiere especial significación, y brinda los cimientos para la futura integración a la escuela.

A medida que el niño crece, lograr que sea lo más independiente posible dentro y fuera de la casa es el principal objetivo del tratamiento.

Para lo cual debemos auxiliarnos de ayudas, como ropas especialmente diseñadas, ocupar siempre un mismo lugar en la mesa, emplear cubiertos y recipientes apropiados, eliminar de las áreas donde acostumbra a desplazarse todos los objetos de peligro o que puedan romperse.

La integración escolar y el tipo de intervención para dar respuesta a sus necesidades educativas especiales adquieren especial importancia.

El desarrollo de la ciencia y la técnica han venido en ayuda, desde el diseño del método Braille hasta sofisticados programas de computación, que le brindan al ciego la posibilidad de una plena integración al proceso de enseñanza.

La sociedad debe asumir una actitud positiva ante la persona discapacitada, facilitando la eliminación de barreras arquitectónicas que limitan la integración del ciego a la plena participación social. 

De forma general, el nivel de calidad de vida, el grado de participación social y la posibilidad de una vida útil y productiva dependerá, en gran medida, de la magnitud del problema y su manejo integral.

Los factores asociados, como: el diagnóstico precoz, la intervención temprana, la educación especial, los recursos disponibles en la comunidad y la protección estatal al derecho de integración de las personas afectadas por esta forma de discapacidad, también son muy importantes.

CONCLUSIONES

Los trastornos de la visión en recién nacidos significan un desafío para su desarrollo integral. La detección temprana y el manejo adecuado de estos problemas son cruciales para minimizar sus efectos a largo plazo.

Los padres juegan un papel fundamental en este proceso, ya que su observación y colaboración con los profesionales de la salud permiten identificar y tratar oportunamente cualquier alteración en la visión del niño.

De ahí la necesidad de que estén suficientemente informados sobre el tema y atentos a las señales de alerta que permiten la detección precoz y el inicio oportuno de los programas de habilitación.

BIBLIOGRAFÍA

Nápoles S.L., Araújo B.R., y colb. (2022), Caracterización de la retinopatía de la prematuridad en neonatos con factores de riesgo. Revista Sanitaria de Investigación. https://revistasanitariade investigación.com/.

González, M.A., Pérez, L.J., y colb. (2022). Etiología y consideraciones en salud de la discapacidad visual en la infancia. Revista Mexicana de Oftalmología. https:www.scielo.org.mx/.

Martínez, R.P., López, J.F. (2023). Diagnóstico de alteraciones oculares anatómicas y funcionales en neonatos. Revista Mexicana de Pediatría. https://previnfad.aepap.org/.

¿Te gustaría mejorar la salud de tu hijo y su calidad de vida?

En nuestro blog, compartimos consejos prácticos, relatos inspiradores y las últimas novedades científicas. Además, ofrecemos un espacio para que nuestros lectores intercambien experiencias y se apoyen mutuamente.

Suscríbete ahora para disfrutar de estos beneficios exclusivos totalmente gratis:

Asesoría: De profesionales altamente calificados que resolverán tus dudas y te ofrecerán recomendaciones.

Contenido exclusivo: Accede a artículos y recursos que no encontrarás en ningún otro sitio.

Actualizaciones directas: Recibe nuestras publicaciones más recientes directamente en tu correo.

Comunidad activa: Participa en debates y comparte tus experiencias con otros lectores.

No dejes pasar la oportunidad de formar parte de una comunidad comprometida con mejorar la calidad de vida y la independencia funcional de la población infantil.

ÚLTIMAS PUBLICACIONES
RECIBE EL CONSEJO DE NUESTROS EXPERTOS

Deja un comentario