CÓMO MEJORAR LA SOCIALIZACIÓN EN EL ADULTO MAYOR
Cuando nos referimos a salud y calidad de vida del adulto mayor, no podemos dejar de abordar la importancia de la participación social.
La interacción social en la tercera edad se ve afectada por la jubilación, que perturba la economía, y la rutina diaria de vida del anciano, reduciendo el contacto con amigos y compañeros de trabajo.
Autor: Dr. C. Luis Gregorio Pérez Álvarez
Colaboradora: Dr. C. María Cristina Pérez Guerrero
Un factor que agrava el problema es cuando el anciano vive en una familia pequeña, hijos que han emigrado, y la perdida de la pareja de toda la vida.
Los adultos mayores, que tienen poco o ningún contacto social, presentan mayor morbilidad y mortalidad, en comparación con aquellos que se mantienen socialmente activos.
El anciano aislado tiende a deprimirse, perder autoestima, descuidar su apariencia personal, volverse irritable, pesimista, hipocondriaco e incrementar sus visitas al médico como una alternativa para socializar.
El ritmo de la vida moderno provoca que muchos ancianos vivan solos o en familias donde todos trabajan. Salen temprano de casa y regresan tarde, cansados, dejando al adulto mayor solo durante el día.
Con frecuencia, la familia limita sus esfuerzos al cuidado físico, como la alimentación, higiene y tratamientos médicos, sin prestar la necesaria atención a la vida social, considerando que con ver la televisión y hablar una o dos veces al día por teléfono es suficiente.
Socializar, conversar, opinar, aportar ideas y ser escuchado, es una necesidad, para estimular sus funciones cognitivas, como el pensamiento, memoria, la atención y el lenguaje y además de ser crucial para evitar la ansiedad y la depresión que acompañan al aislamiento social.
El adulto mayor que sufre aislamiento y pobre contacto social enferma con frecuencia y tiene riesgo de sufrir demencia, Alzhéimer y otros trastornos psiquiátricos.
El aislamiento social es caldo de cultivo para las enfermedades intercurrente, dolores articulares, la descompensación de las enfermedades crónicas, entre otras muchas consecuencias negativas.
También ha sido estudiado como el aislamiento social reduce la esperanza de vida del anciano.
El adulto mayor puede estar rodeado de familia y aún sentirse solo, especialmente cuando no se le toma en cuenta y sus opiniones no interesan, ni importan. Cada familiar absorto en sus propias preocupaciones, no interactúa con él.
El ser humano, como ha sido ampliamente reflejado en la literatura científica, es un ser social, necesita de otros para desarrollarse.
En la comunidad primitiva, el peor castigo era ser expulsado de la tribu.
El aislamiento puede ocurrir incluso cuando estamos rodeados de familiares que no nos brindan la necesaria atención.
Vivir es comunicar con otros. Al envejecer, a pesar de la reducción de la capacidad funcional o la presencia de enfermedades crónicas, la necesidad de socializar no disminuye; por el contrario, aumenta.
El aislamiento se agudiza por la disminución de oportunidades para interactuar con otro debido a la jubilación, la dependencia, la discapacidad o la viudez.
La vejez no puede ser el final de las oportunidades, sino el principio de nuevos aprendizajes y oportunidades para enriquecer nuestra vida social.
La tercera edad puede ser el espacio para hacer y aprender muchas cosas que quedaron pendientes durante la vida laboral.
Es responsabilidad de la familia, y de la sociedad, crear los espacios necesarios y mecanismos necesarios para mantener al adulto mayor socialmente activo.
Socializar con personas de su misma edad, que enfrentan situaciones similares, permite intercambiar experiencia, puntos de vista, recibir apoyo emocional, hacer amigos, intercambiar historias, dar consejos, opinar sobre diversos temas.
Compartir en grupos permite practicar juegos de mesa, seguir intereses comunes, hacer planes, sentirse importante, reconocido y respetado, lo que influye positivamente en el ajuste emocional, estado de ánimo, y autoestima.
En muchas sociedades primitivas, el anciano era visto con respeto y considerada fuente de sabiduría. El consejo de ancianos dirigía la comunidad y sus opiniones eran respetadas por todos.
En la sociedad moderna, altamente competitiva, el adulto mayor es a menudo considerado en desventaja funcional para competir con los más jóvenes, y sus opiniones con frecuencia son consideradas fuera de contexto o desactualizadas.
Es lamentable que incluso en centros asistenciales como los hogares de ancianos, el residente es sometido a una estricta disciplina y un horario de actividades, como si fuera un pequeño en un círculo infantil, ignorando sus preferencias, gustos y necesidades psicológicas.
Todos los adultos mayores necesitan socializar, pero todos no tienen las mismas condiciones para hacerlo, ya sea por limitaciones económicas, problemas de salud, o limitaciones funcionales.
Es necesario adaptar las propuestas de socialización a las características individuales, teniendo presente que siempre podemos encontrar alternativas favorables a cada persona.
Cuando la dinámica familiar, el trabajo o los estudios dificultan poder brindar la atención necesaria al anciano, se puede contratar los servicios de un cuidador.
Sin embargo, este deberá estar informado, de que la persona atendida no solo necesita alimentación y medicación, sino también ser escuchada, apoyada emocionalmente y ayudada a socializar.
En las sociedades menos desarrolladas, la capacidad económica del anciano puede verse disminuida. Aun así, con talento, entusiasmo, y optimismo, pueden surgir nuevas oportunidades de aprendizaje, socialización y emprendimiento que llenen los espacios perdidos con la jubilación.
Para estimular la socialización en la tercera edad no se requiere una costosa inversión ni recursos difíciles de conseguir, solo la participación de personas capacitadas, motivadas y dispuestas a ayudar, así como una familia bien informada sobre la importancia del tema.
Convocar a un grupo de ancianos a bailar, por ejemplo, propicia una actividad que desarrolla de la motricidad y proporciona diversión, alegría, recuerdos de la juventud, influyendo favorablemente en el ajuste emocional del participante.
Las actividades sociales ofrecen múltiples beneficios: desarrollan la motricidad, el ajuste emocional, la creatividad, las relaciones interpersonales; combaten la depresión y la ansiedad; incrementa la autoestima y desarrollan habilidades y nuevas experiencias.
Diversos estudios han resaltado el valor de poseer una mascota para el adulto mayor. Cuidar un perro, un gato, o un pajarito, implica responsabilidades que motivan y brindan compañía, especialmente a los ancianos que viven solos.
Cada individuo, de manera consciente y bien informada, puede contribuir a proteger su salud mediante acciones sencillas, sin olvidar la importancia de la participación social.
No es solo cuantos años vivimos, sino de la calidad de nuestra vida. Reír, hacer amigos, conversar, pasear, disfrutar un paisaje, visitar un teatro, apreciar el perfume de una flor, la melodía de una canción o el amor, son detalles que permiten vivir con calidad.
La tristeza, la soledad, el pesimismo, la falta de proyectos de vida, y de aspiraciones, el aislamiento, la rutina diaria y vivir solo de recuerdos sin preocuparse por el presente o el futuro, no benefician la salud.
Pensar constantemente lo que está malo en la sociedad o en la política, ser hipercrítico, el estrés mantenido y estar insatisfecho con los recursos materiales que tenemos, son el caldo de cultivo para enfermarnos o y destruir nuestra calidad de vida.
BENEFICIOS DE LA SOCIALIZACIÓN PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA Y LA SALUD MENTAL EN EL ADULTO MAYOR
- Incrementa la expectativa de vida.
- Mejora la evolución de las enfermedades crónicas.
- Reduce los sentimientos de soledad.
- Combate los efectos negativos de la muerte de la pareja o la emigración de la familia.
- Previene el deterioro cognitivo y las enfermedades neurodegenerativas.
- Estimula las funciones corticales superiores: pensamiento, memoria, atención, lenguaje.
- Incrementa la autoestima.
- Reduce la depresión, ansiedad y el estrés.
- Favorece el cuidado de la imagen personal.
- Promueve la independencia funcional.
- Facilita las relaciones interpersonales y evita el aislamiento.
- Aporta el espacio para el intercambio de opiniones y la oportunidad para ser escuchado.
- Promueve la solidaridad intergeneracional.
- Genera sentimientos de autonomía, empoderamiento y mejora el estado de ánimo.
- Constituye un antídoto contra el aislamiento, la depresión y el deterioro cognitivo.
- Estimula hábitos de vida saludable, como una buena alimentación y la práctica de ejercicios.
- Tiene efectos positivos en el control de las enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, entre otras.
- Reduce el riesgo de demencia senil y Alzheimer.
- Compartir con otros, mejora la autoestima y calidad de vida.
- Las amistades y los contactos sociales crean una red de apoyo que puede ser muy útil en momentos de necesidad.
CONCLUSIONES
La socialización en la tercera edad ayuda a prevenir la depresión y otros trastornos mentales.
La familia y las personas encargadas de la atención a personas de la tercera edad deben tener presente la importancia de la socialización para la salud y calidad de vida.
Poder opinar, ser escuchado, hacer sugerencias, emitir criterios, conversar, reírse y compartir con otras personas estimula la salud, el ajuste emocional y la calidad de vida del adulto mayor.
El internet y las redes sociales, las excursiones, los ejercicios en grupo, los círculos de interés, la recreación, las aulas del adulto mayor son alternativas para fomentar la socialización.
BIBLIOGRAFÍA
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Piqueras Bravo, M. (2023). Importancia de la socialización en la tercera edad. Instituto de estudios sociales. Https://www.isesinstituto.com/.
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