CAMBIOS EN LA SEXUALIDAD DEL ADULTO MAYOR

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La sexualidad en el adulto mayor es un tema que a menudo se pasa por alto, pero es fundamental para la salud y calidad de vida. A medida que envejecemos nuestro cuerpo experimenta cambios fisiológicos que pueden afectar nuestra vida sexual. En este artículo exponemos los cambios en la sexualidad del adulto mayor y ofrecemos consejos prácticos para adaptarse a esta nueva condición de salud.

Autor: Dr. C. Luis Gregorio Pérez Álvarez

Colaboradora: Dr. C. María Cristina Pérez Guerrero

A medida que la esperanza de vida aumenta y el tema de envejecimiento de la población adquiere mayor atención, la importancia de envejecer con salud y calidad de vida cobran especial relevancia.

La sexualidad es un aspecto fundamental en la vida humana, presente a lo largo de todas las etapas.

Va más allá de un simple acto sexual e involucra aspectos como la identidad sexual, el papel de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual.

Se manifiesta de diversas formas, incluyendo deseos, creencias, fantasías, actitudes, conductas, valores, relaciones interpersonales, modos de comportamiento y preferencias.

En algunos contextos sociales, se considera que la actividad sexual en las personas mayores no es necesaria o incluso anormal.

Sin embargo, la ciencia ha demostrado que mantener una vida sexual activa en la tercera edad puede ser beneficioso para la salud, autoestima y desempeño social, independientemente de su edad.

Es importante abordar la sexualidad en el adulto mayor de manera positiva y respetuosa.

A menudo, los perjuicios culturales que asocian la sexualidad con la juventud, pueden afectar negativamente la percepción de la actividad sexual en las personas mayores.

Aunque es cierto que el paso de los años, especialmente cuando se asocia con enfermedades crónicas, puede disminuir la capacidad de respuesta sexual, no debemos considerarlo el fin de la vida erótica.

La intimidad y la conexión emocional siguen siendo esenciales en todas las etapas de la vida.

No es posible pensar en un envejecimiento saludable, sin considerar una sexualidad sana.

La sexualidad no termina al alcanzar una edad en particular. Sin embargo, la familia a menudo reprime y critica cualquier interés al respecto, negándole al adulto mayor el espacio para su necesaria intimidad.

La sexualidad en el adulto mayor, ha estado presente a lo largo de todas las épocas de la humanidad. Ha inspirado a escritores, poetas, novelistas, cineastas.

Su forma de expresarse en cada etapa de la historia, ha estado influenciada por la religión, la economía, la política, la ética, las leyes, y la cultura, entre otros muchos factores.

Desafortunadamente, en muchas sociedades, la actividad sexual se ha vinculado directamente a la capacidad reproductiva. Al perderse o disminuir esta capacidad con la edad, se asume que no hay necesidad de mantener relaciones sexuales.

Muchos adultos mayores enfrentan factores durante el envejecimiento que pueden reducir su interés en mantener una vida sexual activa.

Entre estos factores se encuentran los cambios hormonales fisiológicos propios del envejecimiento, que reducen el deseo y capacidad para una vida sexual activa.

La presencia de enfermedades crónicas, limitaciones en la movilidad, incontinencia de esfínter, dificultades económicas, aislamiento, perdida de la pareja, depresión, consumo de medicamentos con efectos negativos sobre la potencia sexual, y la ubicación en instituciones con la consecuente pérdida de privacidad.

Es indiscutible que el paso de los años, especialmente cuando se asocia con la presencia de enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades reumáticas, insuficiencia respiratoria, trastornos cardiovasculares, disminuye la capacidad de respuesta sexual, pero es un gran error pensar que esto significa el fin de la vida erótica.

Con mucha frecuencia, la persona que envejece, al mirarse en el espejo, solo ve un cuerpo que no se parece en nada al que tenía cuando era joven.

Esto afecta su autoestima y lo que piensa y siente sobre su identidad de género, aspecto que influye directamente en su vida sexual.

Los hombres que en su juventud centraban su masculinidad en la forma de su cuerpo, y las mujeres que cultivaban la belleza física por sobre todas las cosas, sufren con mayor intensidad las consecuencias de envejecer.

La sexualidad es una necesidad biológica, psicológica y social; su ausencia puede comprometer sensiblemente la calidad de vida.

Una vida sexual activa reduce el estrés y la depresión, incrementa la autoestima y propicia el intercambio social.

Además, reduce la frecuencia de cáncer de próstata y, en las mujeres, la práctica sexual fortalece la musculatura del suelo pélvico, previniendo problemas como el prolapso uterino, y la incontinencia urinaria.

CAMBIOS POR LA EDAD EN LA VIDA SEXUAL DE LOS HOMBRES

• Disminución gradual de la libido, que a menudo puede presentarse de forma imperceptible.

• Reducción en la producción de testosterona, a partir de los 40 años, lo que tiene un importante papel en la disminución del interés sexual.

• Disminución progresiva de la función eréctil por una combinación de degeneración neural y enfermedad vascular, lo que determina la necesidad de un mayor estímulo directo para lograr la erección.

• Disminución de la fuerza eyaculatoria por pérdida del tono en los músculos del periné y de sus estructuras adyacentes.

• Reducción del volumen seminal debido al proceso de envejecimiento de los testículos, la próstata, y las glándulas de Cooper, que son las estructuras que lo producen.

• Disminución de la urgencia eyaculatoria.

• El período requerido entre coitos se prolonga.

• La cantidad y movilidad de los espermatozoides es menor, sobre todo después de los 75 años, lo que no invalida totalmente la capacidad de fecundación masculina.

• La masturbación ayuda tanto al varón como a la mujer a mantener su deseo, fantasías y capacidad de respuesta sexual intactas.

Tal vez esta idea pueda ser rechazada por muchas personas, que considera a la masturbación como un acto impropio para esa edad, y en ocasiones, hasta lo asocian con deterioro intelectual, la realidad dice que esta es una práctica frecuente y a veces la única posible para mantenerse activo sexualmente.

CAMBIOS POR LA EDAD EN LA VIDA SEXUAL DE LAS MUJERES

• La capacidad y el interés sexual varían en las mujeres ancianas, el pico de interés sexual femenino está entre los 30 y 40 años, y a menudo se mantiene hasta después de los 60 años.

• Los estrógenos tienen un efecto significativo en los cambios fisiológicos de los genitales, pero no hay evidencia de que afecten en forma directa la libido.

• La menopausia se presenta en la mayoría de las mujeres entre los 40 y 50 años de edad, esto demuestra que la menopausia por sí misma no afecta el interés sexual femenino.

• De forma contraria al concepto que se tiene sobre ella, un gran número de mujeres postmenopáusicas experimenta un aumento de la libido, que en parte es debido a un incremento en la acción de los andrógenos, favorecido por la deficiencia estrogénica y por la disminución del temor a un embarazo no deseado.

• El número de folículos ováricos desciende y el tamaño del ovario disminuye. Los cambios en los ovarios llevan a la ausencia de la ovulación.

• Hay una pérdida gradual de los tejidos del área genital, sobre todo en la región bulbar, lo que produce aplanamiento del monte de Venus y disminución en la firmeza de los labios mayores.

• El patrón rugoso y grueso de la pared de la vagina disminuye, su revestimiento se hace delgado y menos elástico. La vagina se alarga y su elasticidad disminuye.

• Se produce atrofia de los labios en la vagina, y el meato urinario queda desprotegido, puede producirse incontinencia urinaria con la edad. La mujer anciana es más susceptible a la uretritis, y cistitis después de tener relaciones sexuales.

• Con el envejecimiento se afecta la lubricación de la vagina durante el sexo, lo que puede generar molestias.

• Las secreciones vaginales pueden alterarse cambiando su nivel de acidez, haciéndolas más susceptibles a las infecciones vaginales.

• El clítoris disminuye su tamaño, pero conserva su sensibilidad, esto hace que requiera de estímulos más directos y suaves que antes.

• Las glándulas de Bartholino producen alguna lubricación adicional en el tercio externo de la vagina, sobre todo durante un coito prolongado. Esto se reduce después de los 60 años en la mayoría de las mujeres.

• La mujer saludable permanece orgásmica y multiorgásmica hasta la vejez avanzada, aunque la experiencia es menos intensa, y con una menor duración.

• Los cambios en el funcionamiento sexual de la mujer no son tan severos como en el hombre, no hay un tiempo biológico más allá del cual la mujer no pueda experimentar una respuesta sexual adecuada.

CONCLUSIONES

• El envejecimiento, tanto en hombres como en mujeres, provoca modificaciones fisiológicas que impactan la vida sexual de los adultos mayores. Reconocer y comprender estos cambios es esencial para mantener relaciones sexuales saludables y satisfactorias en esta etapa de la vida.

• Estar informado sobre los efectos del envejecimiento permite a las personas adaptar sus expectativas y tomar medidas que favorezcan una vida sexual plena, contribuyendo al bienestar general y mejorando la calidad de vida durante la tercera edad.

BIBLIOGRAFÍA

• Moreno P, Tania, et al. (2024). La sexualidad en la tercera edad: una revisión integral. Revista Ocronos. http//revista médica.com/.

• Moreno Moreno, Dianelis, y Castillo Dayanis (2024). La sexualidad en el adulto mayor. Una mirada desde los social. Revista Caribe de Ciencias Sociales. http//www.eumed.net

• Salvarezza, Leopoldo (2004). La sexualidad en la tercera edad. Disponible en nacionline.com

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