BENEFICIOS DE LA PRÁCTICA DE EJERCICIOS PARA LA SALUD DEL ADULTO MAYOR

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A medida que envejecemos, mantenerse activos se convierte en una pieza clave para una vida saludable y plena. La práctica regular de ejercicios no solo mejora la condición física, sino que también contribuye significativamente al bienestar mental y emocional de los adultos mayores.

En este artículo, exploraremos por qué el ejercicio es esencial en esta etapa de la vida y cómo puede trasformar la calidad de vida en la tercera edad.

Mantenerse físicamente activo es esencial para conservar nuestra salud. En esta publicación, aprenderás por qué es necesario y cómo puede ayudarte a mantenerte sano.

Autor: Dr. C. Luis Gregorio Pérez Álvarez

Colaboradora: Dr. C. María Cristina Pérez Guerrero

Es común que las personas mayores de 60 años rechacen realizar ejercicios de forma sistemática. En la juventud, cuando queremos lucir bien, no dejamos de asistir a un gimnasio o practicar algún deporte.

Sin embargo, muchos adultos mayores piensan: ¿Para qué hacer ejercicios si me paso el día trabajando, haciendo mandados, cuidando a los nietos, cocinando, limpiando, cuidando el jardín?

Otros, después de la jubilación, creen que ya han trabajado bastante y prefieren dedicar su tiempo a ver televisión sentados en un cómodo sillón. El aumento de la edad nos hace, de manera involuntaria, más sedentarios.

La ciencia ha demostrado sin lugar a duda que hay tres cosas básicas que se deben hacer para mantener el bienestar y la calidad de vida en la tercera edad: alimentarse adecuadamente, realizar ejercicios sistemáticamente, y mantener una vida socialmente participativa.

No debemos olvidar que cada uno de nosotros puede hacer más por nuestra salud que el más moderno sistema de salud del mundo. Por tanto, tenemos la responsabilidad de hacer todo lo necesario, no solo para vivir muchos años, sino para vivir cada uno de ello a plenitud y con calidad de vida.

El envejecimiento afecta, principalmente, cuatro áreas físicas del individuo: la resistencia a la fatiga, la flexibilidad, la fuerza muscular y el equilibrio.

El incremento de la edad no justifica renunciar a la práctica de ejercicios. Los adultos inactivos pierden habilidades diariamente, lo que compromete su desempeño y afecta su independencia funcional.

Todos los adultos mayores pueden hacer ejercicios. La clave consiste en adecuar la carga de la actividad a sus características individuales. La práctica de ejercicios no solo mejora el desempeño funcional, sino también la esfera psicológica y la participación social.

El sedentarismo y la inactividad se convierten en caldo de cultivo de un gran número de complicaciones que afectan la calidad de vida a medida que se incrementa la edad.

Con frecuencia, las personas que más necesitan realizar ejercicios de manera sistemática son las que mayores dificultades encuentran para hacerlo o tienen menor motivación para comenzar.

La actividad física se define como aquellos movimientos corporales voluntarios e intencionados que consumen energía. Ella forma parte de nuestra rutina diaria, como andar, subir y bajar la escalera, ir de compra, caminar.

Cuando se realiza de forma programada y organizada con un objetivo terapéutico preciso, se convierte en ejercicio físico. Estos son movimientos repetidos, organizados y planificados que persiguen un propósito terapéutico bien definido.

BENEFICIOS DE LA PRÁCTICA SISTEMÁTICA DE EJERCICIOS EN EL ADULTO MAYOR

• Incrementa la fuerza muscular:

Evitando la atrofia o pérdida de masa muscular, frecuente en el curso del envejecimiento. 

• Mejora la respuesta inmunológica del organismo:

Tiene una influencia favorable en la capacidad de respuesta del organismo frente a las infecciones.

• Favorece el control de enfermedades crónicas:

Que son frecuentes en el anciano como la diabetes, la artrosis, la insuficiencia respiratoria, la hipertensión arterial, la osteoporosis, artrosis, entre otras.

• Reduce el riesgo de infarto del miocardio, accidente vascular encefálico, trombosis venosas:

La actividad física sistemática y bien planificada mejora la salud, reduciendo el riesgo de enfermedades.

• Incrementa la independencia para las actividades de la vida diaria:

La persona, al mantenerse activo, conserva su capacidad de asumir el desempeño de las tareas del cuidado personal.

• Conserva la amplitud articular:

Previniendo las limitaciones funcionales y cuadros dolorosos.

• Incrementa la fuerza muscular:

Necesaria para conservar la capacidad de movimiento.

• Mejora la flexibilidad:

Evitando cuadros dolorosos resultantes de la rigidez articular secundaria al envejecimiento.

• Mejora importantes funciones:

Entre ellas, el control postural, la marcha, la coordinación, el equilibrio, reduciendo el riesgo de caídas y fracturas, como la de cadera, que tanto limita la calidad de vida y la independencia funcional del anciano.

• Mejora la capacidad funcional respiratoria:

Que se reduce con el envejecimiento, los malos hábitos tóxicos y el sedentarismo.

• Controla y reduce la grasa corporal:

Evita el incremento de peso y favorece el metabolismo, reduciendo los depósitos de colesterol en los vasos sanguíneos, y el riesgo de diabetes tipo 2.

• Mejora la función cardiovascular:

Reduce el riesgo de infarto y arritmias, una de las primeras causas de muerte en el anciano. También mejora el control de la hipertensión arterial, y la respuesta cardiovascular al esfuerzo físico.

• Reduce la osteoporosis:

Muy frecuente especialmente en la mujer como resultados de los cambios hormonales de la menopausia.

• Incrementa la capacidad de tolerancia al esfuerzo físico:

Beneficiando directamente el desempeño funcional.

• Aumenta la confianza en las propias capacidades:

Al sentirse más hábil e independiente.

• Mejora la independencia funcional:

Permitiendo realizar las actividades diarias con mayor facilidad y autonomía.

• Mejora la socialización:

Practicar ejercicios en grupo aumenta la interacción social, facilita el intercambio social, lo que es beneficioso para la autoestima y ajuste emocional.

• Mejora la salud neuropsicológica:

Con un mejor patrón de sueño, favoreciendo la memoria, la atención y la coordinación.

• Libera endorfinas:

Conocidas como las hormonas de la felicidad, que ayudan a reducir el estrés, provocan una sensación de logro que incrementa la autoestima.

CONCLUSIONES

El ejercicio es una herramienta poderosa para mejorar la salud y calidad de vida del adulto mayor. No solo proporciona beneficios en términos de independencia funcional y rendimiento físico, sino que también tiene un impacto positivo en la salud mental y emocional.

La práctica diaria de ejercicios es una responsabilidad personal que cada individuo debe asumir para vivir más años con plenitud y calidad.

Es esencial estar bien informado sobre los beneficios y las forma de realizar la actividad. Información que puedes encontrar en nuestra página web.

BIBLIOGRAFÍA

• Sanitas. (2023). La importancia del ejercicio físico en personas mayores. https://www.sanitas.es/.

• National Institute on Anging. (2024). Beneficios del ejercicio y la actividad física. https://www.nia.nih.gov/.

• Revista Sanitaria de Investigación (2023). Beneficios de la actividad física en personas mayores. https://revistasanitariadeinvestigacion.com/.

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