INTERVENCIÓN TEMPRANA EN LA ESTIMULACIÓN DEL DESARROLLO DEL NIÑO

INTERVENCIÓN TEMPRANA EN LA ESTIMULACIÓN DEL DESARROLLO DEL NIÑO


El valor de emplear precozmente una estimulación individualizada del desarrollo en aquellos niños que por una determinada condición de salud ven reducida su capacidad funcional y afectada su independencia está ampliamente demostrada por la ciencia.

Pero hay aspectos importantes que no deben olvidarse en su implementación.

Autor: Dr. C. Luis Gregorio Pérez Álvarez

Colaboradora: Dr. C. María Cristina Pérez Guerrero

CONSIDERACIONES GENERALES

La intervención temprana no pretende reparar un área de la corteza que ha sufrido una necrosis hemorrágica, o ha sido destruida por la anoxia; ella brinda el estímulo para que otras áreas de la corteza, en virtud al principio de la plasticidad, asuman la función de la zona lesionada.

La intervención permite neutralizar factores negativos que, al estar presentes, afectan el aprendizaje motor en un sistema nervioso lesionado.

Un niño con una lesión estática del sistema nervioso central, ve influido su desarrollo motor por la experiencia que en este aspecto le brinda su contacto con el medio, el que influye estimulando sus potenciales residuales.

Si este niño se mantiene todo el tiempo acostado, no tendrá la información sensorial necesaria para estimular la adopción de otras posturas, como la de sentado.

Los erectores espinales no recibirán información de la gravedad para desarrollarse.

Si, además, existe un predominio del tono flexor, y no se neutraliza la posición en flexión de los miembros inferiores y superiores, se incrementarán, aparecerán retracciones tendinosas, deformidades articulares y el cuadro de la postura anormal se hace permanente.

Para lograr resultados con el tratamiento, debe comenzar en la etapa inicial, cuando aún no se ha producido un aprendizaje motor deformado.

En la primera fase de curso atípico, primeros meses de vida, ya en etapas posteriores, especialmente en lo referente al aspecto motor, como el caso de la parálisis cerebral, lo mal aprendido está grabado y las posibilidades más efectivas de tratamiento están reducidas.

La estimulación, para ser beneficiosa, tiene que ser necesariamente temprana.

Para implementar un tratamiento no son necesarios profundos conocimientos de neuropediatría, de fisioterapia, o de educación especial.

Lo imprescindible es el empleo de los principios de la lógica, del razonamiento a partir del conocimiento indispensable del curso del desarrollo normal del niño.

En el afectado por una lesión, neutralizar todo lo que pueda contribuir a un aprendizaje defectuoso, retardado o distorsionado es la clave del éxito.

Intervención temprana no es igual a un tratamiento de fisioterapia aplicado durante 20 minutos en un local, sin ninguna participación de la mamá.

Terminado el tratamiento en el departamento de fisioterapia, la mama coloca al niño en una postura incorrecta en el coche y se va para su casa, donde pasa el resto del día confiada, pensando que ya el niño recibió la atención que necesitaba para compensar su problema.

Implementar el programa, requiere conocer el niño, su entorno, definir los objetivos inmediatos y planear las acciones.

VALORACIÓN DE LA CAPACIDAD FUNCIONAL

Explorar el nivel de desarrollo de un niño es un arte, que adquiere el profesional mediante la práctica y el entrenamiento, implica: saber escuchar.

Nadie mejor que la familia puede aportar toda la información relacionada con los posibles factores causales, el curso de su desarrollo, habilidades e incapacidades.

También resulta esencial saber ver, que consiste en la capacidad de apreciar la postura, la calidad de los movimientos, su melodía cinética, su organización, el nivel de destreza.

Nada mejor que poner al niño en un colchón en el suelo con diferentes juguetes de colores atractivos y observar sus reacciones, apreciar su capacidad de controlar el cuello, el tronco, de defenderse contra la gravedad, la presencia de patrones asociados de movimiento.

Examinamos, tratado de detectar complicaciones como las retracciones tendinosas, las limitaciones articulares, las deformidades, las alteraciones neurológicas, de la motilidad voluntaria, del tono, la presencia o ausencia de espasticidad.

Explorar la funcionalidad manual, la calidad de los agarres, de la pinza digital, su destreza para pasar objetos de una mano a la otra, habilidad para hacer trazos, dibujar, rasgar, moldear, entre otros muchos aspectos que deben ser considerados.

Evaluar en qué momento se encuentra el desarrollo de la comunicación oral;

Las condiciones del medio socioeconómico donde se desarrolla el niño.

La reacción de la familia ante el problema, la presencia de sobreprotección, abandono, indiferencia, angustia, temor, entre otras.

PROGRAMA INDIVIDUALIZADO DE INTERVENCIÓN.

Una vez realizada la evaluación, el segundo paso es un programa que responda a las características y necesidades de cada caso.

Este debe considerar diferentes aspectos:

Incrementar el desarrollo integral del niño en todas las esferas: motora, cognoscitiva, socialización, validismo, lenguaje, mediante las actividades diarias del hogar, el empleo de formas específicas de tratamiento como la fisioterapia, o el juego con objetivo terapéutico.

Brindar a los padres, o personas encargadas directamente del cuidado del niño, información actualizada, sobre todos los aspectos relacionados con la atención del niño, adiestrarlos sobre los procedimientos a emplear y las medidas dirigidas a estimular de forma integral el desarrollo de los potenciales residuales.

Brindar apoyo emocional y neutralizar los efectos negativos de la discapacidad sobre la dinámica familiar, mediante la educación y el asesoramiento.

CAPACITAR A LA FAMILIA

El adiestramiento no puede limitarse a consejos teóricos, debe combinarse con la demostración práctica del ejercicio que se pretende que el niño realice.

El hogar es el mejor lugar para desarrollar el tratamiento, incluso a pesar de que no existan en él las condiciones ideales.

Lograr sensibilizar a la familia en la importancia de que cada hora del día se convierta en una fuente de estimulación es esencial para lograr el éxito del programa.

Adiestrar a la familia cómo debe premiar el esfuerzo y no los resultados. Un pequeño resultado puede tener para el niño un significado trascendental y ser fruto de un enorme esfuerzo.

Tener siempre presente, al programar o recomendar actividades, las posibilidades reales de ser cumplimentadas por la familia de acuerdo a su grado de comprensión, nivel socioeconómico, tipo de vivienda, rutina diaria, disponibilidad de tiempo.

Un programa de tratamiento debe modificar el entorno familiar, la rutina diaria de la casa, las actividades de la familia, y las actividades sociales, en función de que las mismas tengan para el niño un sentido terapéutico, y permitan la plena participación de este en ellas.

La posición en que duerme, cómo se le da la comida, cómo lo bañan, en qué momento le realizan los ejercicios, cómo se relacionan con él las personas que conviven en la casa, todos son aspectos importantes que deben ser amplia y detalladamente atendidos.

Un programa bien orientado y lógicamente estructurado, permite que el progreso, aunque sea lento, sea una fuente de estimulación para los padres que los alienta a continuar participando.

Si cuando evaluamos por primera vez a un niño con una parálisis cerebral nos ponemos como meta la marcha, esta puede ser una función que puede tomar años para lograrla o incluso no ser factible de adquirir.

Pero si desglosamos esta meta en un número de etapas o metas intermedias factibles de alcanzar, puede ser mucho más beneficioso para el niño y la familia.

No es conveniente, limitar los objetivos del tratamiento solo a lo motor, olvidando aspectos; cognoscitivos, validismo, socialización, lenguaje, desarrollo emocional.

Puede que centremos nuestra atención en lograr una función motora para la que no existe un nivel de maduración biológica, y perdamos de vista aspectos que con un poco de entrenamiento pueden tener un impacto trascendental en su calidad de vida, como puede ser comer solo, o mejorar su lenguaje.

No existe una receta universal de cómo debe ser estructurado un programa de intervención temprana; cada uno debe responder a la realidad de cada contexto familiar y social.

Establecer una meta inalcanzable, lleva al desaliento, a la frustración, es preferible viajar por etapas, centrando la atención en aquello que podemos lograr de acuerdo con cada momento.

FAVORECER LA INCLUSIÓN

Promover, mediante la educación, la integración del niño discapacitado con el no discapacitado en un ambiente que favorezca la inclusión.

Es de notar que existen familias que rechazan la educación en escuelas normales pensando que sus hijos serán objeto de burla o de rechazo.

Otros, por el contrario, defienden la posición opuesta considerando que en una escuela normal el niño tiene mayores posibilidades de desarrollo.

INFLUIR EN LA COMUNIDAD

Sensibilizar a personas de la comunidad para que cooperen en la tarea, creando un movimiento de voluntarios, muchos de ellos familiares de niños afectados, que dentro de un marco apropiado pueden ser de gran ayuda.

CONCLUSIONES

La intervención temprana en el tratamiento de la discapacidad infantil es crucial para maximizar las oportunidades de desarrollo y mejorar la calidad de vida de los niños afectados.

Detectar y tratar las primeras manifestaciones de una condición de salud discapacitante permite el inicio oportuno de la estimulación integral en diversas áreas de desarrollo lo que mejora considerablemente el pronóstico.

La participación de la familia en los programas de intervención temprana es clave para el éxito, tanto en la implementación de las intervenciones recomendadas como en la creación de un ambiente estable para el bienestar del niño.

Capacitar, educar, entrenar a la familia es el pilar fundamental de todo programa de intervención temprana.

BIBLIOGRAFÍA

Fuentes, V. (2020). La estimulación en niños con discapacidad. Guía Infantil. https://www.guiainfantil.com/.

Fundación Aenilce (2015). La importancia de la estimulación temprana en la educación especial. Fundación Aenilce. https://www.fundaciónaenilce.org/.

UNIR (2020). Familia y discapacidad: ¿Cuál es el papel de la familia? Revista de Educación. https://www.unir.net/.

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